El bordado siempre se ha utilizado para expresar amor y afecto. Es una forma estupenda de personalizar los objetos para que tengan más significado para quien los hace y para quien los recibe. En este mes del amor (y del amor por el bordado), nos fijamos en un extraordinario ejemplo de amor bordado a mano en los años veinte.

Durante la Primera Guerra Mundial se puso de moda entre los soldados del frente enviar delicadas tarjetas bordadas a mano a sus seres queridos. Eran piezas llenas de color. Los diseños, a menudo patrióticos, incluían banderas, símbolos de la suerte y saludos sentimentales.

Las flores también eran elementos populares porque cada clase transmitía un significado «oculto» específico que se comprendía bien durante esta época. Los soldados podían elegir nomeolvides para el amor verdadero, pensamientos para la consideración o lirios de los valles para el retorno a la felicidad. Estos bordados conmovedores contrastaban con la brutalidad de las trincheras.

Las mujeres de Bélgica y Francia bordaban las tarjetas en casa y las vendían a los soldados que servían en las cercanías. De este modo se ayudaba a las personas desplazadas o con dificultades económicas a causa del conflicto.

Los diseños se bordaban a mano en largas tiras de tela de seda transparente, principalmente con punto raso y nudos franceses. A veces se realizaban hasta 25 diseños en la misma tira. Después se separaban y se montaban en tarjetas en las fábricas.

Había dos estilos, un diseño plano o un pequeño bolsillo para guardar un mensaje corto.

Muchas de estas tarjetas o «sedas», como llegaron a conocerse, siguen siendo preciadas reliquias familiares. Pero pueden verse ejemplos en el Museo Imperial de la Guerra, el Museo de Londres y la Colección Wilson, en Londres.

Estas tarjetas son un maravilloso ejemplo de cuánto amor puede transmitirse con las sencillas herramientas de la aguja, la tela y el hilo. Si quieres bordar tu propio mensaje, explora nuestra base de datos de patrones gratuitos.